martes, 14 de octubre de 2008

El origen de la actual crisis crediticia, según Jeremy Rifkin, asesor económico de la UE y presidente de la Foundation on Economic Trends, Washington.



" La actual crisis crediticia (…) tuvo comienzo a principios de los años 90 en EEUU. Los salarios se quedaron estancados y estuvieron cayendo en el país durante toda una década. Salieron de la recesión de 1989 a 1991 (causada en parte por una contracción en el mercado de la vivienda) gracias a la extensión masiva del crédito al consumo a millones de norteamericanos. Las tarjetas de crédito, concedidas con facilidad, permitieron a los consumidores adquirir bienes y servicios que estaban por encima de sus posibilidades.

La “cultura de la tarjeta de crédito” multiplicó el poder adquisitivo y volvió a poner a trabajar a las empresas y a los trabajadores estadounidenses para producir todos los bienes y servicios que se estaban comprando a crédito. Durante los últimos 17 años, estos consumidores han sido el sostén de la economía global, gracias, en gran medidas, a sus compras a crédito. Sin embargo, el precio de hacer recaer el peso de la economía global sobre el endeudamiento cada vez mayor del consumidor ha sido el agotamiento del ahorro de las familias norteamericanas. En 1991, el ahorro de las familias norteamericanas era de un 8 %, aproximadamente. En el 2006, el ahorro de los hogares entró en cifras negativas. En la actualidad, la familia media norteamericana gasta más de lo que ingresa. La expresión con que se denomina este fenómeno es “renta negativa”, una contradicción que supone un fracaso de planteamiento del desarrollo económico.

Al caer los ahorros, los sectores hipotecario y bancario crearon una segunda línea de crédito artificial, lo que permitió a las familias norteamericanas adquirir viviendas con aportación de muy poco dinero, con unos tipos de interés bajos o inexistentes a corto plazo (las hipotecas “subprime”), mientras que el vencimiento del principal se aplazaba al futuro. Millones de estadounidenses picaron el anzuelo y compraron viviendas por encima de su capacidad de pago a largo plazo, lo que creó una burbuja inmobiliaria. Aún peor fue que, ante su falta de liquidez, los propietarios utilizaron sus casas como si fueran cajeros automáticos, mediante el recurso a la refinanciación de sus hipotecas (había casos de hasta dos y tres veces) para conseguir el efectivo que necesitaban (…) El resultado de 18 años de haber vivido de un crédito generoso ha convertido a EEUU en una economía que no funciona (…).

Para empeorar las cosas, la crisis crediticia global se ha visto agravada todavía más durante los últimos dos años por la subida vertiginosa de los precios del petróleo, que alcanzó los 147 dólares por barril en julio de 2008. Esto, a su vez, ha acelarado la inflación, ha frenado el poder adquisitivo de los consumidores, ha desacelerado la producción y ha incrementado el desempleo (…) Nos enfrentamos ahora a un fenómeno nuevo. Se llama “nivel máximo de globalización” y se ha producido en torno a un precio del petróleo de 150 dólares por barril. Más allá de este límite, la inflación erige un cortafuegos al crecimiento económico continuo que hace retroceder la economía global hacia el crecimiento cero. Es solo y exclusivamente la contracción de la economía global lo que hace caer el precio de la energía como consecuencia de un menor empleo de energía.

(…) Un petróleo abundante y barato permitía a las empresas movilizar capital hacia los mercados con menores costes laborales, donde pueden producirse alimentos y productos a un coste mínimo y con grandes márgenes de beneficios (…) Este supuesto básico se ha ido al garete, con consecuencias funestas para el proceso de globalización (…) Con posterioridad a 1979, la cantidad de petróleo disponible per capita empezó a reducirse, pese a que desde entonces se han encontrado nuevas reservas de petróleo. Cuando China e India empezaron su espectacular crecimiento económico en los 90, se disparó su demanda de petróleo, superando la oferta (…) Con menos petróleo potencialmente disponible, los esfuerzos por hacer partícipe a una tercera parte de la raza humana (la población combinada de China e India) de una segunda revolución industrial basada en el petróleo ha chocado con unas existencias limitadas. Y la presión de la demanda frente a unas reservas limitadas empuja inevitablemente los precios al alza. Cuando el petróleo alcanza los 150 dólares por barril, el efecto de la inflación pasa a ser tan poderoso que actúa como un obstáculo para que continúe el crecimiento económico global (…) Todo el valor adicional que obtenían antes las empresas por trasladar la producción a mercados de bajo coste laboral se ha visto anulado por el mayor coste de la energía a lo largo de toda la cadena de abastecimiento. Eso representa el auténtico punto final de la segunda revolución industrial.

(…) El mundo necesita un nuevo relato económico potente que saque el debate (…) del ámbito del miedo y lo proyecte al de la esperanza (…) Eso sucederá en la medida en que las industrias empiecen a introducir ya las energías renovables, la construcción sostenible, la tecnología de almacenamiento de hidrógeno, las redes de servicios inteligentes y los vehículos que se conectan a enchufes eléctricos. Con ello, estarán echando las bases de una tercera revolución industrial postcarbónica. La pregunta es si seremos capaces de culminar la transición a tiempo para evitar caer en el abismo. "

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Poema de Antonio titulado: "Limpio y claro"

Todo desaparecerá el día que me muera,
o el día que mi alma se derrita (que es lo mismo),
o el día que mis versos me contemplen,
en picado,
asomados a la fosa donde meterán mi caja.

Qué será de mis libros, pobrecillos
(aunque es difícil que lleguen a estar más apretados),
qué será del viejo costurero,
siempre olvidado,
donde guardo esos objetos tan sencillos (alguien diría viles)
que me fueron (ellos a mí) coleccionando.

Dinero, poco dejaré: recuerdos
creo que sí
(¿o soy sólo yo quien recuerda?).
Nada me pareció siempre
más extraño
que el hombre que moría sin un llanto a su lado.

Hermético no moriré, siempre limpio
y claro.
Nadie buscará en mí resplandecientes claves,
misterios, viudas secretas
o lugares apartados.
Los profetas morirán de hambre y los arqueólogos de hastío.

Poema de Antonio titulado: "Jerusalén"

... Y hay un camino que lleva a Jerusalén,
y en cada revuelta un hombre,
y en cada hombre un alejamiento
donde el jubón deja al aire una corazonada,
y en la distancia otra ciudad difusa
donde algún día el dios y yo nos encontraremos.

Poema titulado: "Nahal" (animal que, según los mayas, te acompaña desde que naces hasta la muerte)

¿Qué animal será el mío, que se me escapa?

Sin duda será animal pequeño,
quizás insecto,
quizás se me escapa porque es rápido, y yo lento,
quizás nuestras sombras apenas se cruzan.

Sin duda será pez, o pájaro de rama baja
(más que nada por el vértigo que me daría
tener o ser un ave exagerada),
sin duda gorrión vulgar tirando a obeso.

Quizás yo sea el nahal de mi animal,
y éste sea el mundo, todo fauna.
¿Nacimos a la vez el mundo y yo, por ello somos
(diría un filósofo de esos que no ríen)?

Poema de Antonio titulado: "Iconostasis"

Allá, donde todos ponemos nuestros recuerdos,
donde los colgamos del clavo
roñoso del olvido,
donde nunca miramos por si nos vuelven a herir
o a dar placer, o a hacer reir,

allá, donde todo es peligroso
porque nos haría jóvenes y débiles de nuevo,
donde se quedaron los amigos y los borradores
del amor (siempre arrugados y víctimas
del difumino de los años),

allá, donde todas las grietas son del tiempo
y todas las penas (qué remedio) llevaderas,
allá seguimos habitando mientras el día
siguiente nunca llega,
tal vez porque la fecha sin ayer no existe.

Poema de Antonio titulado: "Ichneumon"

Me levanté de su trono para el saqueo de tu nido.
Tenía los dientes blancos y el pelo sucio.
Tú eras el caos, yo el esquema,
y en tus plumas había luz y cacería.

Trepaba por papiros como quien trepa por una cadena.
A ti me encaramé para absorberte,
y al final tú me llevaste al desierto del desorden,
donde nos amamos cerca de cuatro mil años.

Apunte en prosa poética sobre el asesinato de Hoyo de Manzanares:

Aquel amigo que no lo era pero lo parecía, que se aburría con todos en verano, adolescente sentado en cada valla derruida del estío, una mañana degolló a una anciana para robarle cuatro perras.

Aquel amigo que no lo era, asesino confeso, nos dejó las manos manchadas de rumores y una sensación de esguince en la inocencia: tan escorzada quedó la víctima en las fotos que sacó el guardia civil desde la puerta (no quiso dar un paso hacia la sangre porque la sangre es algo que te empapa, más que la suela del zapato, la existencia).

Poema de Antonio titulado: "Arrepentimiento"

Tú lo quisiste así: no te arrepientas.
Como la lluvia que inunda el surco y lo destruye.
Como la lluvia que rompe la cobija de piedra
a fuerza de caer siglo tras siglo.

Nadie te pedirá una excusa (nadie un consejo).
Eres la lluvia fina que salpica el lienzo
sorprendido en el sobrado,
eres la lluvia basta que lo arrasa.

Poema de Antonio titulado: "Horror vacui"

¿Y si nos vamos?
¿Y si dejamos todas nuestras cosas,
las bellas y las otras (las tristes),
a nuestros acreedores (quién no los tiene en sus recuerdos),
y nos vamos a vivir mil años más allá, más lejos,
donde nadie tenga en su boca más que cánticos
sencillos y rosados?

¿Cuándo lo haremos?
¿Lo haremos todos de golpe? Esa riada
nos llevará a todos hasta un futuro sin objetos,
sólo brazos, piernas, torsos incorruptos
en un paisaje de luz sin apenas violencia
ni gestos.

¿Finalmente, nos agolparemos
al pie de un leño, de una palmera, de una encina sagrada?
Quiera el dios de los sinceros
que este montón de hombres y de sombras
no acabe pareciendo una gran tumba
colectiva o un inmenso y blando
montón de miedos.

Capitel con ángel

Capitel con ángel
Museo de Arte Cristiano y Bizantino de Atenas

Poema de Antonio titulado: "Angel de plumaje blanco"

Cuando yo muera,
¿qué saldrá por mi boca, abierta desde aquel amanecer?

Cuando me muera,
¿qué ángel de plumaje blanco? ¿Cuántos buitres desatentos?

Cuando muera,
¿él me abandonará, como me abandonaste tú, oh diosa, Poesía?